
La arquitecta croata Eva Cotman es la artífice de esta delicia de piso de 40 m2 de El Raval en Barcelona. Tuvo que realizar el proyecto con un presupuesto ajustado y en poco tiempo pero el resultado es espectacular. Un bomboncito en pleno centro barcelonés, en el corazón de la bohemia, donde conviven inmigrantes, turistas y artistas con las familias que han visto crecer a varias generaciones en el barrio.
El hogar se distribuye alrededor de la biblioteca que separa el comedor del armario hecho a medida y, a la vez, une la cocina, comedor y salón. Es todo en uno: escalera, biblioteca, armario y banco.
El piso tiene sólo 40 m2 pero gana en altura. Y Cotman aprovechó esos 4,5 metros que hay de suelo a techo para construir un altillo donde duermen los invitados.
Desde allí se puede ver con perspectiva el ladrillo cara vista de los muros perimetrales y el techo abovedado con vigas de madera y revoltón cerámico que surgió tras demoler el falto techo. Eso sí, todo pintado en blanco, para dar ganar metros visuales. La cocina, integrada en el núcleo social de la casa, sigue la misma consigna: blanco minimalista.
Y el dormitorio no podría ser de otra forma …
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Me parece buena idea, sobre todo para las grandes ciudades.